El pasado viernes 18 de enero se celebró en Carmona la
Jornada de Campo “Agricultura sostenible: experiencias prácticas en el Valle
del Guadalquivir”. Desde nuestro partido, nos pareció muy importante asistir a
esta jornada: es indudable que la agricultura pasa por un momento crítico. La actividad más importante para el hombre
desde hace 10.000 años se ve afectada por muchos factores: la climatología,
cada vez más impredecible, los mercados económicos, que colocan al agricultor
en el último eslabón de la cadena comercial, y, cómo no, la crisis que atravesamos
actualmente.
Teniendo en cuenta todo esto, sin olvidar que Carmona se
levantó sobre sus fértiles tierras, y que aún hoy es el sector que más nos
caracteriza, desde Unidad por Carmona quisimos estar presentes, para obtener
información sobre la agricultura sostenible como forma de reflotar este sector,
y realizar propuestas estando al día de las últimas investigaciones. Esto es
extremadamente importante, sí tenemos en cuenta la inminente reforma de la Política
Agraria Comunitaria, que se está debatiendo en el seno europeo.
Hubo un gran número de asistentes, entre ellos, por
supuesto, agricultores de Carmona, pero también un perfil muy importante para
la agricultura: asistieron muchos estudiantes, el futuro de este sector.
La primera ponencia presentada fue la del catedrático de la
Universidad de Córdoba y Presidente de la Asociación Española de Agricultura de
Conservación y Suelos Vivos, Jesús Gil Ribes. Explicó el Proyecto LIFE+AgriCARBON,
subvencionado en el año 2010 por la Unión Europea: de hecho, fue uno de los
proyectos con más fondos otorgados ese año.
Este proyecto busca demostrar que se puede conservar y
mejorar la calidad del suelo sobre el que sembramos, a la vez que contribuye a
disminuir el impacto sobre el cambio climático. ¿Cómo? Muy sencillo, pero casi
inconcebible al mismo tiempo para el agricultor tradicional: dejar de labrar la
tierra, lo que es igual a la siembra directa sobre los rastrojos de la cosecha
recogida.
Jesús lo expuso claramente: es cierto que, de toda vida, al
agricultor se le ha conocido también como labrador; tras la siega del trigo,
por ejemplo, quedan sobre la tierra los rastrojos que no sirven. Estos se
recogen y se venden o almacenan en alpacas de paja, para poder remover la
tierra y dejarla lista para sembrar. Este proyecto propone que esos rastrojos
se dejen sobre la tierra, y que la semilla sea depositada directamente.
Vista de un cultivo trabajado mediante la siembra directa
La agricultura de conservación se está estudiando en España
desde hace apenas 30 años. Para nosotros es algo nuevo, pero en Estados Unidos
ya no se entiende otra forma de practicar la agricultura. De hecho, fue
descubierto allí, debido a que en los años 50, sufrieron una serie de tormentas
de arena que destrozaban el conocido como “cinturón de maíz”: dejando los
rastrojos sobre la tierra, protegieron tanto a la planta como al suelo de la
acumulación de arena.
A partir de aquí, los beneficios comenzaron a descubrirse
uno por uno: al dejar los rastrojos, estos forman una capa que nutre el suelo,
y por tanto, la semilla. Además, esa capa protectora mantiene la humedad frente
a la sequía, pero también protege la tierra ante inundaciones, haciendo que el
agua se filtre poco a poco pero sin ahogar la cosecha.
Cárcavas creadas por la erosión del agua en olivar: se proponen cubiertas vegetales para conseguir el mismo efecto que los rastrojos
Aparte de esto, con los años llevando a cabo esta práctica,
la calidad del suelo se ve mejorada increíblemente. Tantos años removiendo el
mismo terreno, soportando la presión realizada por la labranza, el suelo se va
cuarteando: en lugar de ser compacto, se “rompe”, lo que hace que la calidad de
la cosecha no sea precisamente la mejor. Otro beneficio para el suelo es la concentración
del carbono: el suelo contiene materia orgánica, de la que se alimenta lo
sembrado. Pero al labrar y remover la tierra, el carbono se mezcla con el
oxígeno, y se convierte en CO2, es decir, el dióxido de carbono. Perdemos por
tanto el “abono natural”, la riqueza del suelo. El dato alentador es que, en
sólo tres años sin laboreo de la tierra, el contenido de carbono aumenta hasta
un 35%, continuando en alza hasta los 20 años.
Mapa del contenido en carbono en distintas regiones de Europa
Al llevar a cabo esta técnica durante tres años en tres fincas
distintas, los responsables de este proyecto han obtenido datos muy positivos:
aparte de la mejora en la calidad del suelo, se ha reducido considerablemente
la contaminación, y el gasto del agricultor sobre la explotación.
Aquí tenemos algunos datos:
Gasoil Energía
Agricultura de Conservación 25,0 litros 16.851 mega julios
Agricultura de Laboreo
53,3 litros 19.541 mega julios
Al evitar las labores de labranza, obviamente se disminuye
el gasto de combustible, además del gasto de abono.
Uno de los aspectos más importante de este proyecto es la
disminución de la emisión de gases contaminantes a la atmósfera: aunque nos
parezca extraño, la agricultura es el tercer sector que más gases invernadero
produce. Jesús Gil nos resaltó que, practicando la agricultura de conservación,
las emisiones del suelo al aire (dióxido de carbono) se reducen entre el 56% y
el 218%. Con respecto a la contaminación por el combustible usado en tractores,
se reduciría en más del 50%.
Finalmente, quiso dejar claro un aspecto básico: el
agricultor es, y debe seguir siendo, el primer protector del medioambiente, y
esto hay que transmitirlo a la sociedad.
Todos nosotros tenemos que ser conscientes de que, el futuro
de nuestra agricultura, está irremediablemente ligado a la “buena salud” del
medioambiente. En segundo lugar, este sector y su avance también va a estar
condicionado por la política europea: las ayudas necesarias para continuar con
la actividad estarán dirigidas a la práctica respetuosa con el entorno, y a la
modernización de las técnicas para conseguirlo.
La Finca Serfica, en Carmona, es una de las tres experimentales que están en este proyecto. Cultivo de trigo
En el siguiente artículo, desglosaremos otra ponencia de la
Jornada que nos parece muy importante: la reforma de la PAC (política agraria
comunitaria), que en estos meses, se está debatiendo.
Os dejamos el enlace con la Asociación Española de
Agricultura de Conservación y Suelos Vivos y el enlace al Proyecto Life+AgriCARBON.
http://www.agricarbon.eu/